ESPRONCEDA |
El escritor extremeño con un espíritu romántico e identificado con el movimiento
antiabsolutista de la época, diseñó en su obra la idea de la libertad e irrumpe
en el panorama literario del momento, donde reina a sus anchas el absolutismo
política y socialmente, donde aparecen movimientos revolucionarios proletarios
que demandan los derechos, anulados por el totalitarismo y que por naturaleza
pertenecen al hombre. Libertad y rebeldía están íntimamente ligadas y con estas
un espíritu romántico y a su vez rebelde
enfrentado a lo que en ese momento hay
establecido. Posiblemente, o tal vez no, Espronceda que es coetáneo de Benito
Soto, y habiendo llegado a sus oídos las andanzas de este pirata, lo idealiza
para dar forma al famoso poema en donde el concepto de libertad y rebeldía
afloran a lo largo de sus estrofas. De cualquier manera tuvo que ser el espacio
de libertad del pirata lo que destiló la inspiración, abstracción hecha de la
derrota sanguinaria que Soto tuvo a lo largo de esta fase de su joven vida, que
como pirata es un personaje marginal que emerge ante los ojos del poeta como el
héroe protagonista de su poema LA CANCIÓN DEL PIRATA, una composición de
configuración horaciana, aunque con matices, Horacio hizo un discurso en sus
Odas y Espronceda hace un monólogo.
En un medio de
comunicación, ”Levante EMV”, leo “… Entre sus "admiradores", que
los hay, figura el poeta José Espronceda, del que se dice que compuso el
célebre poema "Canción del pirata" en memoria y homenaje al forajido
pontevedrés”. Dudo que por muy desesperado que estuviera Espronceda
llegara a sublimar las esencias de este marginal en un poema que más que nada
es ese cántico lleno de rebeldía, de añoranza de libertad, con un desprecio
total por las normas sociales y las leyes instituidas. Por tanto sería un referente
para su inspiración, nada más lejos, creo, de esa admiración que esta fuente
menciona.
Me llamó la atención, especialmente, hasta donde llega la
estupidez humana cuando buscando bibliografía sobre Soto me encuentro con una
publicación del ABC con fecha 26/05/36 que a continuación transcribo y que para
colmo confunden el nombre del bergantín “Defensor de Pedro”: “ROMANCE
DE PIRATAS”... entre otras cosas dice: “El
último pirata auténtico ha sido español. NOS CABE ESE ORGULLO. Se llamaba
Benito Soto, era natural de Pontevedra y murió ahorcado en Gibraltar en 1830.
Este es el personaje que inspiró a Espronceda , su contemporáneo, en la “Canción
del Pirata”. Soto era marinero de un bergantín, el Vengador de Pedro (el nombre correcto es "Defensor de Pedro") dedicado
al comercio de ébano, o sea llevar negros desde Brasil a las Antillas. En uno
de esos viajes Benito Soto tiró al Capitán al mar (la mayoría de las fuentes
dicen, entre ellas Jorge Parada Mejuto en su “El Último Pirata”, que dejó al
capitán abandonado en tierra) y se proclamó capitán pirata (que por cierto sí sabía de barcos pero no de navegación por lo que tuvo que utilizar, bajo amenaza, los servicios del Piloto). Su
primera hazaña fue abordar a un barco inglés, que lucía el poético nombre
de La Estrella del Día -The morning star- del que logró un magnífico botín de
sedas de las Indias; pasó a cuchillo a todos los pasajeros y hundió después la
nave. Benito Soto, que solo contaba veinte años, era una bestia magnífica que
vive durante seis meses su destino feroz y soberbio de emperador del mar… “.
Ahí es nada, un gran orgullo por contar con semejante monstruo, un sanguinario,
violador y asesino al que se le dedican adjetivos en este escrito de
“emperador” y ”bestia magnífica” como si
se tratara de un personaje con tintes románticos, impuestos, bajo mi punto de
vista, desde una óptica propia del desconocimiento y dando por cierto que en
este individuo se inspiró Espronceda para su famoso poema, cosa que dudo, insisto,
porque si analizamos con detenimiento la “Canción del Pirata”, es, entre otras
cosas, un cántico a la libertad desde un
punto de vista romántico que Espronceda con su tendencia de hacer cánticos
también a marginados los entroniza con aureolas románticas: "Canción del mendigo", "Canción del reo de muerte",
"Canción del verdugo". Todos estos poemas se refieren a personajes desahuciados
de la sociedad, a los que bendice por su rebeldía, víctimas sociales y no asesinos y violadores. Y, efectivamente,
el público “santifica” a los piratas con ese aura absurda, bajo la influencia hollywoodiense
(como Pérez Reverte afirma). No en vano con el mito y leyenda, que forman parte de
nuestra cultura, se ha llegado a tal paroxismo sobre este individuo y los de su
clase que lamentablemente llegan a confundir pirateo con corso, aunque este
también tiene unas características paralelas a aquel pero con matices, como es
la patente otorgada por los altos dignatarios para sus actos de pillaje. Pérez
Reverte en su “UN PIRATA DE VERDAD” escribe: “ … De románticos tenían lo justo. O sea,
nada. Desprovistos
de la aureola artificial de la novela decimonónica y de la imbecilidad
anglosajona de las películas de Hollywood, los piratas de antaño se quedan en
lo que eran: saqueadores y asesinos. A menudo suele confundírseles con los
corsarios, pero ésos, al menos sobre el papel, tocaban otro registro… Los corsarios eran particulares que,
sujetos a reglas internacionales, saqueaban por cuenta de un rey a los enemigos
de éste. Un
pirata era un pirata, y punto… una panda de hijos de puta”.
Patente de Corso |
En el “Milano de los
Mares” de Alejandro Benisia hay un poema de Andrés Muruais dedicado a nuestro pirata en donde la sangre se utiliza para rebozar las
palabras y los sentimientos: …
“Bebamos, gocemos, y en sangre teñidos
Cien cráneos rompamos, no hayamos piedad;
Mil muertos hollemos sobre ellos dormidos,
Y audaz nos despierte rugiente huracán.
Que el buque se encuentre de miembros sangrientos
Cubierto, y de rojo nos tiñan los pies.
Que apaguen las olas los sordos lamentos
De aquel que expirante su muerte prevé.
Que rujan los truenos, que nuestra victoria
Bramando del cielo pregone la voz,
Pues solo matando se encuentra la gloria
Y al fin si matamos también mata Dios”...
Mil muertos hollemos sobre ellos dormidos,
Y audaz nos despierte rugiente huracán.
Que el buque se encuentre de miembros sangrientos
Cubierto, y de rojo nos tiñan los pies.
Que apaguen las olas los sordos lamentos
De aquel que expirante su muerte prevé.
Que rujan los truenos, que nuestra victoria
Bramando del cielo pregone la voz,
Pues solo matando se encuentra la gloria
Y al fin si matamos también mata Dios”...
Este era el sentimiento romántico del pirata sanguinario del
ABC.
Pero ya que mencionamos a Benito Soto, hablemos un poco de
este individuo, orgullo de ese ABC del 36. Este hombre nació en Pontevedra en el
barrio de “A Moureira” lindante con el rio Lerez, el 22 de Marzo de 1805, como
mucha gente de la zona, trabajaba con la barca de su padre, que muere cuando él
tenía 15 años, en faenas de la mar:
pesca y otras paralelas como el contrabando; tuvo hermanos y hermanastros ya
que su madre casó varias veces , la muerte de alguno de estos y la situación
familiar lo impulsan a tomar una firme
decisión y embarca como polizón junto con otros marineros en un barco
contrabandista que hacía la ruta con Gibraltar, tratando de localizar a su
hermano José Ramón, muy querido y admirado por él y huido de Pontevedra.
Posteriormente y desde Lisboa embarca en
la fragata francesa “Rose Marie” con la idea de llegar a Rio de Janeiro en
donde le habían informado que podía encontrar a su hermano. Estando en Río, un
bergantín que hacía ondear gallardete blanco, como señal de que necesitaba marineros,
le sirvió para embarcar. El barco era propiedad de un comerciante negrero
brasileño que contaba con patente de corso contra los intereses de la República
de Buenos Aires, su nombre era “Defensor
de Pedro” y su capitán Pedro Mariz de Sousa Sarmento que, como ya indico, fue
abandonado en tierras africanas y no arrojado al agua cuando Soto se hace con
el barco. Su primer ataque fue al inglés “Morning Star”…” El 13 de febrero a las [...] siete de
la mañana se divisó un bergantín, el cual los llamó tirando tres cañonazos sin
bala, y no habiendo hecho caso los del Morning Star, les disparó otro con bala
que pasó por delante de la popa de éste,
repitiendo inmediatamente otro
que cayó a la distancia
de doscientas yardas
(como unas doscientas
varas). El pirata
tremoló después la
bandera inglesa, a cuya vista el
Morning Star acortó de velas. Entonces el enemigo arrió la
bandera inglesa y
disparó otro cañonazo
y enarboló la
de Buenos Aires, mandando al mismo tiempo al capitán
que acortase de velas. Antes de esto se hiciese reiteró algunas descargas de
metralla con un cañón giratorio de 18, las cuales alcanzaron al Morning Star y
le destruyeron los aparejos en varias partes, e hirieron a un soldado”.
BENITO SOTO |
Soto murió ajusticiado en la horca en Gibraltar el día 25 de
enero de 1830, poco más de un mes más tarde hubiera cumplido los 25 años.
Fuentes: “El último Pirata” de Jorge Parada
Mejuto.- “El Milano de los Mares” de Alejandro Benissia.- “El crepúsculo de los
héroes” de F. Gámez Duarte.
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